Desde luego, una torta como esta no se ve en muchas bodas. Los muñecos de los novios con sierras ensangrentadas, los invitados también llenos de sangre...
En fin, una cosa hay que reconocer: no dan muchas ganas de probar la torta en cuestión, ¿no?
Pero también es cierto que la idea es muy original y tiene un puntito divertido (sí, también siniestro, eso es verdad)
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